Cuando quedaban pocos minutos para el inicio del partido, la agrupación especialista en recibimientos denominada “Si quieren ver fiesta” flameó alrededor de 10 banderines temáticos en la zona de plateas. El prócer José de San Martín, “El Malevo” -personaje emblemático creado por Ceferino Sirgo-, el escudo del club y los colores de la bandera institucional fueron algunas de las imágenes elegidas.
Nahuel Banegas volvió a destacarse en San Martín: uno x uno del empate ante AgropecuarioAcompañados por los suyos
En la salida de los equipos, los jugadores del “santo” lo hicieron acompañados de sus hijos. Los más pequeños se colocaron camisetas del club y posaron para la foto ante los aplausos.
Con mensaje motivacional
Antes del pitido inicial, Darío Sand reunió a todos sus compañeros en ronda y brindó una efusiva arenga. El mensaje fue de lo más extenso, ya que duró alrededor de cuatro minutos.
En San Martín mostraron bronca por el nivel y por el arbitraje de SosaReconocimiento a Walter Ovejero
Durante el entretiempo, el Departamento de Investigación Histórica y Estadística de San Martín (DIHE) le agradeció al ex futbolista “santo” de la década del 90 Walter Ovejero por la donación de una camiseta para el futuro museo del club. También fue aplaudido un grupo de socios que colaboró con la causa aportando casacas de distintas temporadas. El proyecto del museo avanza y pronto será una realidad en La Ciudadela.
Plaqueta para un medio partidario
Con motivo de celebrar el 20° aniversario de “Santo de La Ciudadela TV”, el club entregó una placa conmemorativa y diplomas a los integrantes del medio partidario, pionero en la difusión de las actividades de San Martín.
Los seis errores que le pasan factura a San MartínDisturbios en una de las populares
Cuando apenas iban 19 minutos del primer tiempo, en el sector de calle Rondeau un grupo de hinchas recibía golpes y eran bajados a la fuerza de los escalones. En tanto, a los 84’, el jugador de Agropecuario que intentaba ejecutar un córner desde el codo de Rondeau y Pellegrini debió ser custodiado por la policía, ya que no paraban de caer proyectiles.